quarta-feira, fevereiro 27, 2008

Ecos de Oviedo...

SONRISA. Joana Amendoeira desplegó su vitalidad sobre el escenario. /MARIO ROJAS

Portugal en el alma


Joana Amendoeira logra con su fado tranquilo llenar el Teatro Filarmónica de Oviedo Su concierto demuestra el arraigo que está ganando en la región un género lleno de vitalidad


Oviedo era Lisboa, y el teatro un balcón para mirar al mar y llenarlo de recuerdos. De humo. De manos entrelazadas. En el centro de todo, luciendo como una vela, cantaba Joana Amendoeria para enseñar que lo suyo no es cantar, es una manera de usar la música para viajar a otras latitudes y emociones.Lo advirtió nada más empezar el recital.
Para que nadie se llevara a engaño, la joven Amendoeria avisó en impecable 'portuñol' que en los siguientes minutos tendría el placer de ofrecer «el alma, el canto a la vida que es el fado. Espero que puedan sentir la magia que estas palabras tienen».
Enfrente, las 700 butacas del Teatro Filarmónica aguardaban esta segunda sesión del ciclo fadista que han organizado Universidad de Oviedo y la Sociedad Ovetense de Festejos, y para la que reclutaron a esta portuguesa, cuya voz empezó a despuntar en su país cuando solo sumaba 12 años.
Ayer Joana Amendoeira subió al escenario asturiano convertida, a sus 25 años, en 'la princesa del fado', cargo que demostró cantando como se acaricia. Con dulzura. Ya sea para hablar de amores perdidos, de ciudades en las que merece la pena nacer, de vivir «en un canto escondido». Esta colección de momentos aterrizó en Oviedo tras deslumbrar en plazas como Brasil, Francia, Estados Unidos o Rusia, un lujo que el público apreció colmándola de aplausos tras cada acto. Como un guía
Como en el flamenco, las guitarras que acompañaron a la solista lusa, fueron tejiendo a cada paso una melodía con la que empujar al cantante para ahogarlo más y más en su sentimiento. A eso jugaba con su hermano, Pedro, a la guitarra portuguesa, Paulo Paz en el bajo acústico, y Pedro Pinhal en la guitarra clásica.
Hay dos formas de cantar fados en un lugar como Asturias: aislándose en ese arte extraño o invitando a los tímpanos poco acostumbrados a participar del canto. Amendoeira optó por esta vía y, antes y después de cada tema, fue desgranando las claves de cada canción como un guía turístico enseña las detalles de una tierra que, resulta cada vez menos lejana gracias a gestos como ese o como invitar, en el mismo concierto, a una de las pocas voces masculinas que defienden el fado, Helder Moutinho.
Con la presencia de ambos sobre las tablas, el Filarmónica se ganó todo el derecho a reclamar, por unos instantes, ser la capital mundial del fado.


in Cultura, La Voz de Avilles (El Comercio), 24 de Fevereiro de 2008













Hay público

*****




MIGUEL Á. FERNÁNDEZ




No sé qué produce más satisfacción. Si un concierto de fados de tanta belleza y calidad o ver todos los asientos del teatro llenos. Ambas cosas se me antojan armas arrojadizas contra aquellos que aquí niegan el pan y la sal, año tras año, a quienes creen en las músicas y culturas de este tenor y han visto extinguirse excelentes ciclos a lo largo de los años. Los esforzados apostolados, como el de dar a conocer el fado, van dando sus frutos, diremos maliciosamente para resumir. Concierto de fados o, más bien, noite de fados que nos mostró a los ovetenses el buen hacer y la luminosidad del fado de Joana Amendoeira. Una joven que madura su arte y su clase a través de una sonrisa fresca y un conocimiento cada vez más sustantivo de la música. A pesar de su jovialidad y espontaneidad, se hace visible su creciente dominio de una tradición que ella atesora y devuelve en forma de bellas canciones al espectador. Comenzó el repertorio con un fado-tango, «Alta noite», pasando luego al fado rigoroso de José Luis Peixoto, «Amo o teu nome». Cantó algunos fados-marchinha de entre los de su nuevo disco, «A flor da pêle»; y el clásico «Trago fado nos sentidos», para el cual ya usó su chal -simbología fadista de primer orden de interiorización y recogimiento- antes de dar paso a la voz de Hélder Moutinho, en un precioso cambio de aire que subrayó las diferentes maneras de ser fadista. Moutinho profundiza en el fado, lo vuelve grave, solemne, equidistando lo callejero de lo elegante. Esencia de fado-hombre que en el escenario del teatro ovetense cuajó aún mejor por ese contraluz mágico. Además también acertó con la elección de sus músicas. El mágico fado «Loucura», un fado bailado y un fado correeiro. Genial, conciso y grande. Grandes también los músicos, que en el último discurrir de la velada tuvieron ocasión de lucirse con deslumbrantes solos. Pedro Amendoeira en la guitarra portuguesa, Paulo Paz en el bajo acústico y Pedro Pinhal en la guitarra.


Tal vez para mantener viva la polémica que hierve en los mentideros fadistas de Lisboa -homenajeada con esmero toda la noche-, Joana Amendoeira cantó el fado versículo de Alfredo Marceneiro. El caso es que lo interpretó magníficamente, como un precioso fado-canção antes del final, y con una vibrante versión del «Lágrima» de Amália y un fado que ya es piedra de toque en sus directos, el pizpireto y romántico «O meu é teu». Excelente noche y excelente noticia de que hay público para noches así.

in Notícias TV y Espectáculos, La Nueva España, 25 de Fevereiro de 2008

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1922_49_610691__TV-y-Espectaculos-publico

1 comentário:

Anónimo disse...

Joana Amendoeira,
Parabéns, por todo o sucesso, pelo orgulho português, pela magia do Fado.